Clamar a Dios

Clamar no es sólo pedir, es pedir con desesperación y vehemencia, sólo clamas cuando realmente necesitas algo, algo que se vuelve vital, algo que necesitas con urgencia. Y sólo clamas cuando estas seguro de que te encuentras en el lugar correcto donde recibirás la respuesta. Esto más allá de expresarlo con palabras, es algo que sale directito de nuestro corazón, Dios reconoce la diferencia de una petición a la de un clamor. Un clamor no sólo pide y se va, el clamor permanece no importando lo que te pueda impedir seguir clamando hasta obtener la respuesta. Y se caracteriza por la humildad, no podemos clamar si no nos humillamos, clamamos cuando verdaderamente reconocemos nuestra necesidad.

Hay muchos versículos en la Biblia que nos invitan a clamar, no sólo a pedir. Y de todos los ejemplos puedo ver que Dios contesta la oración de un corazón que verdaderamente clama.

La presencia de Dios hace la diferencia en nuestra vida, no importa que necesidad tengamos, podemos estar seguros que clamar por Su presencia, es lo que cambiara el rumbo de nuestra situación.

Salmo 18:6
«En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.»

Salmo 51:17
«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.»

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