Los tiempos de Dios son perfectos

Disfrute mucho al leer 1 Samuel 17 de nuevo. ¡Es impresionante ver como Dios ya tenía un plan perfecto para la vida de David!

A lo mejor para David estar como pastor de ovejas no representaba gran cosa, lo más seguro es que él deseaba estar en otro lugar, quizás en el lugar de sus hermanos, pero aún así, su trabajo lo hacía con amor, lo disfrutaba, amaba a Dios, fue obediente, fue fiel, responsable, y muy paciente, paso por dificultades que a lo mejor lo desanimaban, y lo hacían dudar, pero sin darse cuenta, en medio de sus actividades diarias en medio de las luchas que enfrentaba, Dios estaba con el y lo estaba preparando para lo que venía, y lo que venía estaba muy por encima de lo que podía imaginar.

¡Dios es grande! Y así de grandes son sus planes para nosotros aunque no los tengamos muy en claro en este momento.

David justo cuando estaba obedeciendo, y haciendo las cosas para Dios, ahí en el lugar donde Dios lo había puesto, de repente se encontró en el lugar correcto, en el tiempo correcto, en medio de la necesidad de alguien como el, con las personas de autoridad que afectarían su futuro para bien, pero Dios no comenzó su plan para el en el momento en que derrotó a Goliath, lo comenzó desde que el estaba como pastor de ovejas.

No nos desanimemos si las circunstancias en este momento nos hacen pensar que no estamos avanzando. Los tiempos de Dios son perfectos. Lo que estamos viviendo en este momento forma parte de la preparación que nos llevará a alcanzar Su propósito.

Cuando pensamos que no esta pasando nada, si esta pasando algo.

1 Samuel 17:37
«Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.»

Isaías 55:9
“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.»

Colosenses 3:23
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…”